viernes, 16 de noviembre de 2007

Compatibilizar Historia y posmodernidad

Al leer el texto me pareció entender ciertas actitudes, y más aún, estilos de vida de los adolescentes de hoy. Ya pasó la época moderna, ahora se vive la posmoderna, me resulta curioso, por decirlo menos, lo que vendrá luego.
El articulo me pareció muy clarificador. Y a modo personal, una de las cosas que me provoca más sensibilidad de éste tema es esta suerte de enajenación que vive el hombre pos moderno. Su enajenación a sido tal, que al lado de las máquinas hoy el hombre parece ser un mero adorno. La realización de éstas máquinas precisamente fue llevada a cabo por hombre, pero un selecto grupo de hombre, los demás, la gran población, debe enfrentarse a ellas, digitarlas, incluso oírlas.
Así, el hombre a sido despojado de mucho, la enajenación a superado límites.
Cuando leía el texto y se hablaba del interés que el hombre tiene por el hoy y de su carencia de utopías, me resultaba meritorio reflexionar sobre nuestra profesión.
Mientras leía, pensaba que quizás (no quiero ser absoluta) aquí radique la dificultad de enseñar y de querer aprender historia. Evidencio una discontinuidad histórica, que me resulta particularmente preocupante.
En concreto, el profesor de historia enseña del ayer, para comprender el hoy, para de tal manera, proyectarse al mañana. Pero, desprendía del texto, que al hombre de hoy poco o nada le importa el ayer, menos se interesa por proyectarse al mañana; porque resulta mas atractivo el hoy. El hoy, junto con sus atractivos, el narcisismo, sus placeres, su INMEDIATEZ tan ansiada por el hombre, sus progresos tan vertiginosos que falta tiempo para adaptarse, su laicismo, entre otras, provocan en el hombre de hoy un peligrosos acomodamiento. Quizás, por eso, la clase de historia requiera de lo mas dinámico, contextualizado, y atractivo, de manera tal, que el alumno preste atención. He aquí mi reflexión central, como conciliar la historia y la posmodernidad. Y creo apropiado este enfoque, pues al estudiante parece que cada vez menos le interesa la vida de hombres ilustres de ANTAÑO, o guerras ancestrales.
Planteo una alternativa, que debido a mi inexperiencia puede resultar errónea, sin embargo, espero no ser calificada mal. Pero aquí lo que percibo. Percibo que para conciliar la profesión con la cultura de hoy, es oportuno, estudiar la micro historia; vale decir, la historia de las minorías actuales, la historia de los sujetos subalternos que han sido silenciados por la historiografía tradicional y que hoy deben ser develados ricamente.
Al estudiante no le atrae estudiar la historia de Pericles, o algo así, pero pienso que puede provocar una sensibilidad especial la historia de sectores marginados y postergados. Volcar la historia de las elites y de los sectores aventajados, y poner la mira en sectores olvidados.
No se si sea ésta LA solución, pero creo que la historia debe ser evidenciada por los estudiantes posmodernos, en plena consonancia con el hoy (no solo con el ayer)
Un desafío.
Es importante restaurar ésta discontinuidad histórica que supone la modernidad, y encantar con nuestra profesión.